La jugada de ajedrez: otomíes okupan el INPI

Babel

La jugada de ajedrez: otomíes okupan el INPI

Javier Hernández Alpízar

Como en una jugada de ajedrez, las autoridades de la ciudad de México retiraron la efigie de Cristóbal Colón para protegerla de las organizaciones que en redes digitales llamaban a derribarla, pero los otomíes de la ciudad de México, integrantes del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno, tomaron y okuparon las oficinas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), en la alcaldía Coyoacán.

“El INPI no nos representa y tampoco representa a los pueblos y comunidades originarias de México”, expresaron en un comunicado leído el 12 de octubre en la transmisión por Facebook de la toma y publicado después en Enlace zapatista.

Han marchado pacíficamente por las calles de la ciudad con sus demandas de vivienda digna, educación, salud, empleo, todos ellos derechos humanos sociales, económicos y culturales. Han apoyado a otros movimientos y organizaciones en lucha como los padres y madres de Ayotzinapa, estudiantes, damnificados y se han manifestado contra los megaproyectos como el tren maya e incluso en apoyo a los indígenas mapuches y al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.

Han tenido que pasar la pandemia de Covid19 en campamentos precarios en las colonias Juárez y Roma, porque los gobiernos de Mancera y Sheinbaum han favorecido a las inmobiliarias y no han dado curso a los procesos de expropiación de Zacatecas 74, Roma 18 y Guanajuato 200.

Como les expresó el CNI- CIG en un comunicado de apoyo, hoy aflora lo que los otomíes han tejido abajo con su lucha y su solidaridad. Adentro de las oficinas de INPI la okupa la realizan niños, niñas, mujeres y adultos otomíes. Afuera, en campamento, los apoyan colectivos y personas integrantes de la Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG, además de otras organizaciones simpatizantes del EZLN, el CNI y del movimiento popular. Recibieron la visita de otra okupa, la de las mujeres feministas que tienen tomada la CNDH.

Con su movimiento de ajedrez cambiaron las condiciones del juego y hoy emplazan a que las autoridades de los gobiernos de la ciudad y federal los busquen para dialogar. Salieron así del laberinto burocrático, el juego de las serpientes y escaleras en que las organizaciones populares ven postergados por años sus reclamos de vivienda y de atención.

El 12 de octubre organizaciones del CNI y cercanas a ellos realizaron una jornada de lucha: desde transmisiones por las redes digitales, protestas simbólicas, el cierre de la Comisión Federal de Electricidad en el Istmo a cargo de la Unión de Comunidades de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI) y cierres de carreteras.

Juntas, estas organizaciones denuncian la guerra paramilitar en Chiapas y otros estados (como las agresiones al Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata) contra las autonomías indígenas. Denuncian también la imposición de megaproyectos neocoloniales y el grave riesgo en que se encuentran los pueblos indígenas cuando a todo esto se suma una pandemia de Covid19 que es más letal para los indígenas que para el resto de los mexicanos.

La toma del INPI se sumó a la toma feminista de la CNDH, y después a ella se sumó la toma de la secretaría del Trabajo por trabajadores de la salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social. Una oposición de izquierda, popular, con banderas y demandas legítimas, se mueve de nuevo y reclama espacio.

Cuando llegaron caminando por la Avenida México Coyoacán, los otomíes y sus compañeros de lucha gritaban “¡Zapata vive!” y la transmisión on line la realizaba el medio libre Regeneración Radio. Los símbolos de la lucha están presentes siempre. A Zapata no lo pueden guardar en un museo.

Esta entrada fue publicada en Noticias. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario