x El Zenzontle
El fin evidente del ataque a la líder mafiosa del sindicato de maestrxs es la entrega a los empresarios de la educación como negocio
Cae Elba Esther por denuncias de transas de menor peso que el de sus crímenes y tropelías, mientras se promulga otra reforma contra-educativa y los maestros democráticos marchan a contracorriente, necesitados de una estrategia popular más allá del gremialismo. Esto ocurre en medio de marchas en las capitales de los estados y las principales ciudades con maestros convocados por la CNTE, son movilizaciones democráticas que resisten la ansiedad del régimen y la oligarquía de destruir los derechos laborales y controlar la planta magisterial, su capacitación, evaluaciones y empleo del sistema educativo para las «modernizaciones» que la globalización capitalista exige.
Pero también marcharon o se concentraron contra esa reforma los profesores acarreados por corrientes neo charras que buscan colarse a la cúpula del sindicato y por el propio SNTE, que utilizó en uno de sus últimos desplantes de prepotencia la ahora detenida por la Procuraduría General de la República, la líder y monstruo, no tan vitalicia como pensaba, Elba Esther Gordillo. Aunque ya se habían expresado varias secciones y delegaciones para colgar mantas de aceptación de la reforma de empresarios y Peña Nieto hasta el 26 de febrero parecían disciplinados a la atroz maestra del corporativismo y de la delincuencia política.
La reforma neoliberal a la educación ha sido promulgada el 25 de febrero por Enrique Peña Nieto con el aval de todos los gobernantes de los estados y del DF, así como por los partidos, particularmente el PRI en el gobierno, el PAN, a su lado como tabla de salvación y el PRD encadenado al presupuesto.
Los sucesos que hoy sorprenden a muchos, se dan en una coyuntura de búsqueda de legitimación y de gobernabilidad a la que se obliga el régimen. Sus instrumentos son el pacto explícito entre los partidos del sistema para esa y más reformas y decisiones antipopulares, así como la alianza con los distintos poderes que desde los medios, las cámaras empresariales y la jerarquía eclesiástica quieren imponer el control y el desplazamiento a los «grupúsculos» de oposición a las reformas neoliberales, como los llamó el secretario Emilio Chuayffet en el día de promulgación de la nueva ley educativa.
La fuerza democrática, aunque resiste y se reconoce fuera de esas componendas y reestructuraciones de la conducción del sistema educativo, ha denunciado que el fin evidente de esta reforma y este «quinazo» contra Elba Esther es la entrega a los empresarios de la educación como negocio y a los gobernadores el disputarse a los maestros y padres de familia como base reproductora de las capas gobernantes y de la alta burocracia.
También han sabido distinguir que es muy diferente su tarea para defender la educación pública, cada vez más sujeta a la ideología «globalizadora y privatizadora», y a las estrategias de formación clasista de los estudiantes y los docentes con las llamadas competencias que dictan mundialmente las transnacionales y sus organismos de gobierno.
Los daños educativos vienen en tropel: empobrecer la memoria histórica, la sensibilidad humanista, ampliar el eje de dominio de las redes digitalizadas de control del pensamiento y los saberes, desechar las culturas originarias o convertirlas en espectáculo de la industria turística o del televicio y el videojuego. Los daños laborales continúan.
Lo peor es que en esta ofensiva contra la conciencia crítica y la creatividad de las y los mexicanos, los maestros no han superado en su gran mayoría el alejamiento e incluso la contraposición de muchos de ellos con las comunidades. El gremialismo charro y el “democrático” pero economicista, no han permitido sino sólo en algunas regiones que se recupere el papel de los maestros como acompañantes de las luchas de los pueblos, de otros trabajadores y de la juventud inconforme con la opresión del sistema.
La APPO [Oaxaca] fue el punto más alto de su participación más allá del sindicalismo gremialista. La enfrentó el poder con toda su fuerza, no ha surgido sino parcialmente la recuperación y el ejercicio del poder magisterial que le habían dotado los maestros históricos en las luchas del siglo pasado. La disputa en las alturas, la baja rotación de los representantes y la imposición del miedo al despido, ha dado paso a la apatía de muchísimos maestros. Ahora por decenas de miles veremos el festejo magisterial por la caída de Elba Esther, pero surgirán los giros oportunistas por alcanzar la dirección sindical como única vía -y muy miope- de defensa de los intereses, legítimos pero inmediatistas, del magisterio como gremio.
La CNTE junto con otros profesores organizados pueden hacer más que eso, los normalistas y los pueblos y sus jóvenes pueden enseñar a los maestros a retomar la rebeldía y a continuar la línea humilde y revolucionaria de los Genaros, los Gámiz, los Lucios, los Misaeles que pusieron primero y adelante a los pueblos, a las comunidades organizadas que no quieren sólo salarios y prestaciones necesarias sin duda, sino libertad, justicia y vida digna.
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