Bomberos despedidos por exigir equipo de trabajo están en huelga de hambre y denuncian riesgo de ser desalojados, con complicidad del GDF y gobierno federal

Zapateando

El conflicto que culminó con su despido — explicaron en entrevista colectiva bomberos en huelga de hambre en el Zócalo—comenzó el 25 de junio de 2012 con la marcha y protesta de unos 200 elementos frente al edificio de gobierno del Distrito Federal, donde despacha el jefe de gobierno Marcelo Ebrard. O al menos eso debe hacer, pero su presencia ubicua es en fotografías en todas las estaciones del metro, con el eslogan: “Gracias a ti, en nuestra ciudad las cosas buenas pasan”.

En esa protesta, los bomberos exigieron que les dotaran de los equipos de protección personal de los que ya carecen, pues la última entrega de esos equipos fue hace cinco años. Las normas internacionales dicen que se tienen que cambiar cada dos años. Los equipos de los bomberos ya están deteriorados, en condiciones precarias. Ya no les sirven para entrar a un incendio o para algún otro servicio.

Además de esos equipos de protección personal, a los bomberos les hacen falta herramientas, equipo de respiración autónoma, equipo de extracción vehicular. El parque vehicular con que cuentan no es el adecuado, tienen camionetas automáticas, acordes para el área plana – como la plancha del Zócalo, que Ebrard promete estará limpio para que transcurran las fiestas septembrinas–, pero para las zonas montañosas del DF, donde para subir tienen que ir zigzagueando. “¿Te imaginas nada más, en una emergencia, a la cual vamos a vuelta de rueda?” Lo mismo pasa en zonas del DF que son pueblos, con calles muy reducidas y donde los vehículos con que cuentan no pueden pasar.

Cada camioneta debería estar provista de material de zapa, como palas, picos, barretas, hachas, marros, pero también debe traer cada una un equipo de extracción vehicular, y no lo tienen. “En cada estación contamos con un solo equipo”. El equipo de extracción vehicular es necesario para cuando se suscita un choque y los pasajeros quedan prensados entre los fierros del vehículo; el equipo es necesario para cortar y separar la lámina del vehículo. Estaciones como la de Tlalpan, que tiene un alto índice de choques, no cuenta ya con ese equipo, asegura un entrevistado.

Cada estación debe contar con un auto bomba, con los cuales extinguen los incendios. “Si no contamos con esos auto bombas, no somos bomberos. Es nuestra actividad principal”.

Esas carencias motivaron la protesta de los bomberos, pero, en respuesta – a pesar de algunos diálogos con el GDF en los cuales éste acordó que les iba a dar los equipos que necesitan y pagarles algunos descuentos indebidos que tenían mucho de ellos–, sorpresivamente a las 8 personas integrantes de la comisión de negociación las despidieron sin causa justificada. La policía judicial fue a solicitar sus expedientes.

“En el heroico cuerpo de bomberos existe una norma para sancionar, en donde primero se hace un acta administrativa, lo llaman, lo citan, le piden que vaya con un testigo de confianza o con un abogado. Se hace una especie de juicio y después hay una junta de gobierno, la única autorizada para sancionar o para despedir. A nosotros no nos dejaron entrar a nuestras estaciones y nos dijeron que nos presentáramos en la estación central para decirnos: — Están despedidos. Sin un solo peso, sin ningún protocolo para corrernos.” Esto fue el 13 de julio.

Y todo lo que ellos querían es darle a las personas una mejor calidad en el servicio, en su trabajo que es salvaguardar vidas, pero cuidando la integridad física y mental de los bomberos.

Los bomberos se ven obligados a adquirir personalmente su herramienta de electricistas, su machete, perico, llave steelson, guantes, monja. Los guantes que les dieron hace media década ya no existen.

Las emergencias que atienden son incendios, explosiones, derrumbes, volcaduras, choques, rescate de personas atrapadas, suicidas, retiros de abejas, árboles caídos, cortos circuitos, postes caídos, estructuras colapsadas, exhumaciones, y hasta han rescatado gatos, víboras, tarántulas o roedores. Y para cada emergencia requieren herramientas distintas, por ejemplo, taquetes para cubrir fugas de gas.

Los trajes para exhumaciones son del mismo material que los cubrebocas, completamente inútil para todo el riesgo que implica el rescatar cuerpos en descomposición; además no tienen los materiales necesarios para desinfectar o esterilizar los equipos.

Con su salario tienen que pagar su capacitación en empresas privadas, la cual no les da el Cuerpo de Bomberos, quien prefiere dar capacitación, en su academia, a empresas privadas y solamente pueden obtener cursos de capacitación, “el compadrito, el amigo, el que sonríe al secretario del sindicato”.

Cada bombero se capacita con los años de experiencia, “yo me pegaba con los bomberos más viejos porque tienen más experiencia, más los cursos que pagué” y los más de quince o veinte años de experiencia de cada uno.

Inmediatamente después del despido, los bomberos se plantaron en el Zócalo, frente al palacio del gobierno del DF. A los ocho de la comisión se unieron dos bomberos más que habían sido despedidos con anterioridad. Los 10 están en huelga de hambre desde el día 2 de septiembre. Al momento de la entrevista llevaban nueve días de huelga: Marco Antonio Fuentes Leija con 23 años de servicio; Ángel Zavala Alfonso con 21 años de servicio; Luis Gerardo Pérez Saldívar con 23 años; Manuel Escamilla Padilla con 22 años; Fabián Rogelio Corona Mendoza con 16; Antonio Chávez Hernández con 17; Jorge Arturo Soto Muñoz con 18; Josué Alí Flores Fuentes con 4 años; Carlos Rodríguez Gutiérrez con 21; José Porfirio Cortés con 26 años de servicio.

Al preguntarles, en promedio, cuánto tiempo dura la vida laboral de un bombero, cuentan que pueden ser minutos, horas, días, semanas, meses o años, por el alto riesgo que corren. Han tenido compañeros caídos apenas a los 28 días de haber ingresado. Asimismo, hay hombres con mucha experiencia y conocimiento, con 28 o 30 años de servicio, que han caído en su labor.

Las autoridades se han acercado “únicamente para tomarnos el pelo y desgastarnos física y moralmente. Han venido a decirnos que quitáramos nuestro campamento, porque ayer hubo un mitin de López Obrador y nos pidieron que nos quitáramos, o que al menos quitáramos las mantas que tenemos de protesta y huelga de hambre.” Ninguna de las dos cosas hicieron los huelguistas.

Una medida que ellos consideran cruel es que, a los 8 días de huelga, “nos plantaron una verbena de alimentos aquí al costado, para una persona que está en huelga de hambre, eso es una tortura.”

Han tratado de contactar a López Obrador en tres ocasiones, le han entregado dos cartas, una en su propia mano, pero “hace como que no ve el campamento”. El gobierno del DF hace muchísimo porque no los vean, los han rodeado de campamentos del SME, quienes también tienen una lucha por despido (y de hecho los apoyan), pero constantemente los rodean, expresan los bomberos, con tráilers de médicos, odontólogos, pediatras y otros especialistas, “la gente hace fila desde la mañana y ni quien los atienda”. Los viernes y sábados hacen espectáculos de música, la Feria del Libro, el maratón que salió y llegó al Zócalo, les ponen tráilers para que no se vea su campamento.

Pero, explicó el huelguista, “para su desgracia, la gente nos sigue apoyando, sigue pasando por aquí; todos los compañeros que están ahí (sentados en círculo y platicando dentro de la tienda de campaña) son representantes de sindicatos que nos están apoyando para nuestra reinstalación. El gobierno piensa que estamos solos pero no.” La gente los apoya con donaciones de botellas de agua, miel, suero.

Entre otras organizaciones, los apoyan el SME, Sutiems, Invi, la Asamblea General de Trabajadores del DF, la Federación de Trabajadores del DF y el Stunam. La Cámara de Diputados subió un punto de acuerdo exigiendo al jefe de gobierno su reinstalación, porque su despido fue injustificado, explican. La Comisión de Derechos Humanos ha declarado en el mismo sentido, pero el apoyo más amplio es de la sociedad. Llaman a sus colegas de otros estados a que los apoyen, para dignificar juntos la labor del bombero.

En vísperas del grito, podrían ser desalojados, el gobierno federal le haría el trabajo sucio al GDF

“Pensamos que a lo que va encaminado el gobierno del DF es no negociar con nosotros para que el que nos retire de aquí sea el gobierno federal y lavarse las manos. Obviamente el gobierno federal va a caer en el juego sucio de Ebrard, pero nos van a tener que llevar cargando, porque nosotros caminando no nos vamos a ir, no nos vamos a mover. Estamos pidiendo a los medios que estén con nosotros o que manden a alguien desde el 13 porque imaginamos que una de esas noches van a querer levantarnos. Lo único que queremos es que vengan a testificar en qué forma nos van a levantar.

Personas que pasan firman en su apoyo, platican con ellos y les piden que no se rindan, pero el apoyo que se necesita es mayúsculo. Como el esfuerzo que ellos hacen.

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