Campamento Indignados Xalapa: La Plaza Lerdo se ha vuelto un medio de comunicación


Fiesta de la palabra y proceso asambleario
Un grupo acampó en la plaza, nerviosismo en Palacio
Redes sociales para promover orden ciudadano
Ya está en embrión una biblioteca popular

.– El campamento de los Indignados Xalapa que ha ocupado la Plaza Lerdo, desde el medio día del sábado 15 y lo que va del 16 de octubre, ha hecho del espacio generado por ellos una fiesta de la palabra y la expresión.

A los ya conocidos tapetes de pintas, consignas, frases y reflexiones trazados con gises, que llevaran a un medio local a bautizarlos como grupo «Gises por la paz», se sumaron ahora la palabra hablada como arenga, discurso, pensamiento en voz alta, diálogo, de la información a la catársis y a la propuesta práctica; además de los enlaces telefónicos a medios alternativos como la Ké Huelga y Radio Pozol, y la radio por internet que realizó el sábado Circe Radio, de lo que antes se llamaba «control remoto» al programa radiofónico en vivo desde una casa de campaña, como hizo El Aquelarre.


Las palabras han expresado, así, desde: «Los niños queremos paz» hasta «Prefiero morir de pie a vivir de rodillas».

Se dirigen al poder, como: «Mientras tú siembras muertos, nosotros llenamos los campos de colores», y cuestionan al transeúnte: «¿Por qué pagar el mundo en que naciste?»

Editorializan: «Millones de pobres contra un puñado de millonarios»; o aclaran: «No somos antisistema, el sistema es antinosotros». Exhortan: «Xalapa, indígnate», o teorizan: «La política es la madre de todos los crímenes».

Informan: «Salario mínimo de trabajadores en Veracruz: $59.82. Sueldos mensuales: Diputado: 77 mil; alcaldesa: 303 mil; magistrados: 125 mil; síndica: 199 mil; tesorera: 78 mil; secretario: 110 mil; regidores 125 mil…» Y cuestionan: «¿Esto no te indigna?»

Profetizan: «Si los de abajo se mueven, los de arriba caen». Presumen: «Nos tienen miedo porque no tenemos miedo». Parafrasean: «Cría ricos y te comerás sus crisis».   Identifican: «Los enemigos son los mismos: imperio, abuso e ignorancia». Apuestan: «¿Por qué callar, si nací gritando?» Emplazan: «Somos los de abajo y vamos por los de arriba». Interrogan: «¿Acaso a ti no te importa?»

Terapean: «Piense, opine, el mundo es suyo». Gritan: «¡Ya basta de tanta pinche tranza!» Explican: «Los obreros generamos la riqueza y vivimos en la pobreza». Y no cesan de inquirir: «¿Y la riqueza del país, ´apá?»

Otros han hecho un espacio escénico, con los malabares, el monociclo, la música con tambores, flautas e instrumentos informales, inventados, y las palmas de las manos, la música grabada y bailada por el colectivo, coreando consignas improvisadas y haciendo bromas.

La palabra y el compañerismo han sido el antídoto contra el miedo, el silencio, el aislamiento, la censura y la autocensura.


Como en una suerte de venganza contra los medios oficiales y convencionales que han hecho el vacío a la toma de la Plaza, la Plaza misma se ha vuelto un medio de comunicación descentrado, poliforme y sin censuras.

Y también en una especie de desquite contra el miedo, el terror y pánico que llevaron a las calles de Xalapa la psicosis, los rumores y trascendidos, y la soledad a ciertas horas, un grupo de varias decenas de personas desobedeció la orden implícita de callarse, aislarse e invisibilizarse y pernoctó, que casi no durmió –y en algunos casos no durmió– en plena Plaza Lerdo, concitando el nerviosismo en los pasillos de Palacio de Gobierno, las incursiones de informantes, rechazadas por los campamentistas, y de porros, invitados a irse en su lujosa camioneta blanca como llegaron, y así el grupo amaneció tomando café, comiendo tacos de chicharrón con salsa verde, discutiendo por horas, bailando, quitándose el frío con el calor colectivo y la palabra.


Sus medios de enlace, difusión y comunicación han sido los tradicionales: el volante, el cartel, la pancarta, la pinta con gis, pero también los internáuticos: blogs, Facebook (Asamblea Estudiantil Xalapeña) y Twitter, precisamente esos puestos bajo la espada de Damocles de la ley que penaliza el «desorden público», pero usados aquí para promover un nuevo orden, ciudadano, y asambleario de preferencia.

Se formaron espontáneamente dos comisiones, aproximadamente generacionales: 1) La de los más jóvenes, casi todos, y estudiantes en su mayoría, que acampa, pernocta, convoca y persiste, y 2) una red variopinta, aproximadamente mayores que ellos en edad, que los acompaña en el día y está pendiente de ellos por todas las vías posibles, como red de solidaridad, también indignada y muy activa en internet y redes sociales.


Las asambleas discuten en mesas de temas muy amplios, de la democracia real a el cuestionamiento de la militarización, donde el exhorto a escuchar se repite, cada vez que alguna cuestión empantana un poco la palabra.

En el contexto de otras manifestaciones civiles y pacíficas con la palabra como principal recurso, y ante la mirada atenta de otros movimientos como LaVida, el Colectivo por la Paz Región Xalapa y la Otra Campaña, el campamento tiene ahora el micrófono y el foro, y está invitando a quienes quieran discutirlo todo, proponerlo, y agendarlo, para empezar.


Entre las propuestas que ya están empezando a funcionar, está el embrión de una biblioteca popular que estará inicialmente en el campamento en la Lerdo, y luego deberá ser itinerante como se propuso.

Así está participando Xalapa en la jornada de movilizaciones mundial «15 de octubre».

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